Enero. Comienzo 2014 ilusionada. Esperanzada. Tan sólo dos semanas antes me realizan una miomectomia por Histeroscopia para extirpar 2 miomas intracavitarios del útero que dificultan la implantación embrionaria. Pese a que ya sabemos que tendremos que recurrir a FIV / ICSI debido a que tengo Fallo Ovárico Prematuro y una reserva ovárica muy baja, me aferro al milagrito de conseguir un embarazo con mis óvulos.
Febrero. Cumplido el reposo sexual tras la miomectomia, los test de ovulación, los calendarios de fertilidad y la observación del moco cervical me vuelven de nuevo neurótica y termino tratando a mi marido como si fuera un trozo de carne. El "hoy toca" sustituye a la pasión y a los encuentros amorosos espontáneos. Me obsesiono con lograr el embarazo antes de empezar el tratamiento. Llueve sobre mojado, pues esto mismo ya lo había hecho durante los 6 meses previos a la miomectomia.
Comienzo a tomar pastillas anticonceptivas para iniciar tratamiento de reproducción asistida 3 semanas después.
Marzo. Parches de testosterona. Ácido Fólico. Dosis de 350 de Puregon en cada pinchazo (en la barriga) durante 12 días. Banderillas de Orgalutran en el muslo durante 6 días (simultáneamente con el Puregon). Pinchazo final de Ovitrelle. Resultado = 4 folículos. Punción ovárica. Resultado = 3 óvulos maduros, de los cuales fecundan 2 pero uno tiene muy mal aspecto y lo descartan. Transferencia de 1 embrión con calidad C/D de 6 células (lentito). Progesterona. Betaespera, al igual que tratamiento, trabajando 11 horas al día. Estrés, estrés y más estrés. Apenas tiempo para comer entre que salgo de un trabajo y llego al otro. Agotada.
Abril. Finalización de la betaespera. Mi marido convencido de que lo hemos logrado. Yo, no tanto. Algo me dice que nuestro embrión lento y flojito no lo ha conseguido. Resultado de la beta = NEGATIVO.
Los médicos, tras analizar mis óvulos, nos confirman que las probabilidades de éxito con otra ICSI no superan el 5 - 10 %. Tambíén escuchamos palabras como alto riesgo de aborto, parto muy prematuro, malformación fetal,...y OVODONACIÓN.
Lloramos y nos abrazamos. Lloro, lloro y lloro. En el trabajo, me tengo que meter al baño varias veces a llorar durante semanas.
Mayo. Sigo llorando. Me niego a creer que nunca podré ser madre con mis propios óvulos con tan sólo 32 años. Me enfado con mi marido, con los médicos, con mi familia, me molestan mis compañeros, mis amigos,...solamente quiero estar sola y llorar. Me vuelvo insoportable. Decido pedirme una excedencia en el trabajo de las tardes. Estoy demasiado cansada. Tanto estrés y responsabilidad no me permiten pensar con claridad. Me está ahogando por días. Tengo que parar.
Mientras tanto, me entero de varios embarazos. De compañeros, de amigos, de conocidos...
Junio. Cumplo 33 años. Sigo llorando. Sigo insoportable. No veo más allá de mi propio ombligo. Pongo en jaque mi matrimonio. A mi marido, en una revisión rutinaria, le comunican que presenta un cuadro depresivo. Zas!...se me viene el mundo más encima todavía con esto. Veo las consecuencias de mis actos, de mi conducta y no, no quiero que él caiga. Me niego. Empiezo a escucharle. Empiezo a esforzarme por salir del bloqueo. Empiezo a entender que no se trata de MI problema, sino de NUESTRO problema de infertilidad. Y que tenemos que caminar juntos. Conseguimos hablar de Ovodonación sin ponerme a llorar.
Julio. He dejado de llorar. Empiezo a hacer deporte. El tratamiento ha dejado de regalo en mi cuerpo unos 6 - 7 kilos de más y un acné horroroso. Me vuelvo a interesar por mí, a cuidar, a mimar,...La palabra Ovodonación ya no es un cuchillo afilado, es la puerta hacia nuestra maternidad y paternidad. Ahora toca terminar de aceptarlo y descansar. Empiezo a escribir este blog. Necesito exteriorizar de algún modo todo lo que he pasado, mi día a día, mis inquietudes y saber que no soy un bicho raro. Que hay más personas que han pasado o están pasando por lo mismo que nosotros. Escribo para liberar mi alma, para soltar lastre, para que mi marido descanse un poco y con la intención de ayudar a más chicas que están pasando por lo mismo.
Agosto. 2 semanas de vacaciones. Tranquilidad. Calma. Tiempo para disfrutar con mi marido, para leer, para escribir, para pensar, para ser de nuevo felices. Aunque la sombra de la infertilidad no nos abandona del todo. Pese a que siempre me ha encantado el verano y creo que he tenido principio de tanorexia, no soporto estar al sol más de media hora. Tengo sofocos, mal humor repentino, aunque me privo de muchas cosas de comer y de beber y hago deporte, me cuesta mucho bajar peso, las reglas se van acortando y son muy abundantes,...mi cuerpo se va preparando, tal y como me explica mi ginecóloga, para recibir la visita de la menopausia antes de los 40 (posiblemente con 36 o 37 años...). Tras convercerme mi marido, cual angelito de la guarda, vuelvo a estudiar para presentarme a una oposición (Bolsa para trababajadores sociales del municipio en el que vivo). La #infertilpandy llega a mi vida y me cautiva desde el minuto cero.
Septiembre. Mi vida transcurre básicamente entre el trabajo por las mañanas y horas de estudio entre libros y apuntes por las tardes para intentar aprobar la opo. Aunque mi cabeza nunca para y no puedo evitar pensar en el tratamiento de Ovodonación todos los días. Me siento preparada, estamos convencidos. Quiero que empiece ya.
Octubre. 1ª Cita en la clínica para iniciar tratamiento de Ovodonación. Feliz, contenta. Ilusionada. Algo me dice que esta vez lo vamos a lograr. Que nuestra próxima beta va a ser positiva. Termina mi paso por las opos. Suspendo el último examen pero me siento muy satisfecha. Lo he luchado,lo he intentado. Ahora ya sé a lo que me enfrento. La experiencia es un grado ;). En todo.
Noviembre. Me cuido más que nunca. Mi enganche al running empieza a hacer efecto y cada vez me gusta más lo que veo en el espejo. Me siento segura, fuerte. De cuerpo y de mente. Me paso el día mirando el teléfono para ver si llaman de la clínica diciendo que ya tienen ovodonante para nosotros. Me sobresalto cada vez que suena. Que llamen ya, que llamen ya...
Diciembre. Siguen sin llamarnos de la clínica. La espera empieza a desesperarme. Nos metemos en plenas navidades y tengo la certeza de que, por lo menos, hasta después de las fiestas no nos van a llamar. El espíritu navideño de las calles me entristece. No lo puedo evitar. El año pasado por estas fechas pensé que a estas alturas ya seríamos papis o, al menos, yo estaría embarazada...y no. Unas navidades más. Unas navidades menos.
Si algo ha conseguido el 2014 es, sin duda alguna, hacerme más fuerte. Me levanto cada día, no me rindo. Me conozco mucho más que hace un año. Me he dado cuenta de que tengo al mejor compañero de vida a mi lado: mi marido. Pongo en valor a esas personas que aparecen en tu vida para hacerla un poco más llevadera en los malos momentos: gracias Lucía, mi confidente, por contestar whassaps a cualquier hora y estar absolutamente siempre cuando te he necesitado, y gracias a mi hermana María que, sin ella saberlo y siendo tan joven, tanto me ha ayudado con su dulzura y compañía. Gracias a mi blogfamilia (Eva, Madre Ingeniera, Merimeri, Infértil Desvergonzada, Bedavita, Luna, Rath, Valeska, Aventurina, IsaNatur, Martina, Soñadora,...y todas las que me habéis apoyado con vuestros comentarios, con vuestro aliento, con vuestro calor,...), os he sentido tan tan cerca...Y gracias a mi querida #infertilpandy de twiter por hacer que no me sienta sola ni un solo minuto desde que os encontré.
Muy recientemente también he conocido el portal de la revista digital Serás mamá: Home con quien he empezado a colaborar en la sección de Historias Reales. Os recomiendo daros una vueltecita por allí, pues tratan un montón de temas interesantes y variados. Yo ya me he vuelto adicta ;)!
Recibo al 2015 con el pleno convencimiento de que cuando escriba dentro un año este mismo post no habrán transcurrido otros 12 meses infértiles. Vamos a por todas 2015!!!
Si algo ha conseguido el 2014 es, sin duda alguna, hacerme más fuerte. Me levanto cada día, no me rindo. Me conozco mucho más que hace un año. Me he dado cuenta de que tengo al mejor compañero de vida a mi lado: mi marido. Pongo en valor a esas personas que aparecen en tu vida para hacerla un poco más llevadera en los malos momentos: gracias Lucía, mi confidente, por contestar whassaps a cualquier hora y estar absolutamente siempre cuando te he necesitado, y gracias a mi hermana María que, sin ella saberlo y siendo tan joven, tanto me ha ayudado con su dulzura y compañía. Gracias a mi blogfamilia (Eva, Madre Ingeniera, Merimeri, Infértil Desvergonzada, Bedavita, Luna, Rath, Valeska, Aventurina, IsaNatur, Martina, Soñadora,...y todas las que me habéis apoyado con vuestros comentarios, con vuestro aliento, con vuestro calor,...), os he sentido tan tan cerca...Y gracias a mi querida #infertilpandy de twiter por hacer que no me sienta sola ni un solo minuto desde que os encontré.
Muy recientemente también he conocido el portal de la revista digital Serás mamá: Home con quien he empezado a colaborar en la sección de Historias Reales. Os recomiendo daros una vueltecita por allí, pues tratan un montón de temas interesantes y variados. Yo ya me he vuelto adicta ;)!
Recibo al 2015 con el pleno convencimiento de que cuando escriba dentro un año este mismo post no habrán transcurrido otros 12 meses infértiles. Vamos a por todas 2015!!!